Mostrando las entradas con la etiqueta Antropología. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Antropología. Mostrar todas las entradas

15/4/19

Racionalidad y mente evolutiva


Antes pensaba que lo más característico del ser humano es su racionalidad, su razón. Pero no, eso no es lo más característico. Por ahora, digamos que es el ser hijos de Dios. Pero eso no lo podemos explicar con el método científico experimental.

Por hacer una analogía con un computador

Computador
Animal
Ser humano
Carcasa
Cuerpo
Cuerpo
Tarjeta madre
Cerebro
Cerebro
Procesador

Mente
Programas
Instinto
Instintos, Razonamientos
“Insumos”
Sentidos
Sentidos, Ideas (“mitos”)
Resultados
Reacción. “Elección” instintiva “racional”
Reacción. Elección pensada racional.

Suponiendo por ahora que lo racional es que “algo mejor que otra cosa” y la elección racional es elegir consistentemente “algo mejor que otra cosa”.

Ya había entendido que, por biología evolucionista, sabemos que la carcasa (cuerpo) e incluso la tarjeta madre (cerebro) ha venido evolucionando.

Pero lo nuevo para mí, desde la psicología evolutiva, es que el procesador (mente) también puede ser producto de la evolución.

Tenemos programas similares con los animales (instintos), pero el programa que nos diferencia es el razonamiento. ¿Por qué se dio ese salto cualitativo, llamado por algunos como la revolución cognitiva? 

Algunos dicen que fue azar. Otros dicen que fue la primera alma infundada por Dios.

Lo que es un hecho es que el nuevo programa (razonamiento o abstracción) nos permitió transmitir información sobre cosas que no existían realmente, como espíritus tribales, dioses, naciones, sociedades anónimas y derechos humanos. Y ello nos habilitó para planificar y ejecutar acciones complejas en grupos más grandes (miles, millones) y cohesivos (asociaciones religiosas, políticas y económicas).

1/9/18

Reflexiones sobre la libertad humana y la religión


¿La libertad es un mito?
Algunos dicen “yo soy libre, yo hago lo que quiero”. Pero es falso. En realidad, hacemos lo que podemos, lo que está dentro de nuestras posibilidades.
Económicamente se representa en el gráfico de la frontera de posibilidades. No se puede llegar a un punto afuera de las posibilidades “porque se me dio la gana”.
Entonces, la libertad no está en “hacer lo que quiera”, sino “elegir” (sin coacción). Una persona siempre opta por una cosa o por otra, incluso no actuar es una decisión. Pero no se puede elegir no tener libertad. Por eso, se podría decir que estamos esclavizados a la libertad. Entonces, ¿somos libres?
Sin duda hay un Dios (es imposible y contradictorio negar una causa incausada). Pero ¿cómo saber cuál es la religión verdadera? Hay varias. Destaca el budismo, el hinduismo, el judaísmo, el cristianismo, el islamismo. Todos los creyentes de cada religión creen que sólo su religión es la correcta. Muchos ni si quiera conocemos de lo que tratan las otras religiones. Le tienen miedo, incomprensión, aversión e incluso odio a los de otra religión.
Para saber que existe un Dios no necesito fe, tan sólo la razón. Pero para creer en alguna de esas religiones, necesito fe. Aunque se puede saber que efectivamente existieron históricamente Siddhartha Guatama, Abraham, Jesús, Mahoma. ¿Cómo saber si en realidad les habló Dios? ¿Cómo saber que Jesús era el hijo de Dios?
Cuando uno se mete en una ideología (entendiéndolo ampliamente como un esquema de pensamiento particular) es más difícil encontrarle inconsistencias y le es difícil arrancarse todas las preconcepciones y prejuicios.
Por evidencias antropológicas y sociológicas, parece ser que el hombre es un ser religioso por naturaleza, pues no hay cultura donde no haya adoración/veneración a dios alguno. El ateísmo no está en las culturas originarias, es occidental (europeo).

8/11/17

¿Qué es la felicidad?

Menuda pregunta a la que haremos frente en esta ocasión. Sin duda, es una de las preguntas que todo hombre se hace y se transforma en una pregunta personal ¿cómo puedo ser feliz? 

Es una cuestión tan trascendental que de ello depende la desgracia o la realización de una persona, no solo al final de su vida, sino a lo largo de cada momento que conforma su existencia.

Podemos descubrir y detallar dos dimensiones de la felicidad:
  • Objetiva: que consiste en la posesión del conjunto de bienes de la vida buena (tener una buena familia, amigos, honor, salud, riqueza moderada, contemplar la verdad y practicar la virtud), los cuales significan par el hombre perfección y plenitud.
  • Subjetiva: que consiste en alcanzar aquello que aspiramos. Esta dimensión también hace notar que la felicidad tiene un carácter dual, pues aunque es lo que nos mueve en todas nuestras acciones, nunca la alcanzamos por completo.
Se podría resumir en la siguiente frase: la felicidad es el bien último y máximo al que todos aspiramos, el que dirigen todas nuestras acciones y colma todos nuestros deseos.

Uno podría pensar que el sufrimiento y el dolor es un impedimento para ser feliz. Sin embargo, la felicidad no es un sentimiento, ni un estado; la felicidad es una condición de la persona misma. La persona no está feliz, sino que la persona es feliz. Es algo tan profundo y radical que afecta la propia vida. Por eso una persona puede ser infeliz en medio de riquezas y bienestar, al igual que otra puede ser feliz incluso en el sufrimiento y pobreza. 

La felicidad no está en el tener, sino en el ser. Y el modo de ser acorde con la persona es ser con otros, por eso solo en el amor se puede alcanzar la felicidad. “Gran parte de la felicidad radica en tener a quien amar y amarle efectivamente, hasta hacerte feliz”. Esto ya se expuso brevemente en el ensayo anterior al argumentar la importancia vital del amor.

Darse a uno mismo es el modo más intenso de amar. Darse exige un destinatario: otra persona, no una cosa, ni una planta, o animal. Pero ¿sólo se puede hacer con respecto a otro ser humano? Inmediatamente nos damos cuenta de varios problemas. Por ejemplo, los humanos somos muy frágiles y volubles, la muerte termina con esa entrega entre las personas, otra persona humana no es suficiente de colmar todas las capacidades del hombre.

Por estas razones el hombre se devuelve a sus interrogantes sobre lo eterno, lo definitivo y lo absoluto. Los clásicos ya lo dijeron: “Dios es la suprema felicidad del hombre”, pues en Él se colman plenamente todos los deseos y anhelos del hombre. “Un vacío infinito sólo puede ser llenado por el Infinito”.

Fuente: "Fundamentos de Antropología Filosófica" de Ricardo Yepes Stork e ideas personales.

14/10/17

¿Por qué el ser humano no puede vivir sin amor?

El presente ensayo intentará dar respuesta a esta importante pregunta; para ello retomaremos la cuestión de la naturaleza dialógica de la persona, luego daremos una definición del amor, después distinguiremos algunos de los actos del amor y concluiremos mencionando por qué el amor es vital para el ser humano.

En primer lugar, la persona humana es un ser constitutivamente diálogico, la persona no puede evitar la manifestación de su intimidad. Como analizamos antes, la intimidad se expresa en el cuerpo, el vestido, el lenguaje verbal y no verbal. ¡Simplemente es imposible no comunicar! ¡Es imposible vivir completamente solo! Tenemos una fuerte necesidad de los demás, que va desde el nivel biológico, pasa por lo psicológico y llega a lo espiritual. El hombre solo es débil y desvalido.

Este carácter dialógico es el fundamento de las relaciones interpersonales, en las cuales el “yo” se articula con el “tú” de la manera más profunda. Esta articulación, he deducido, se debe a que compartimos con los demás 3 cosas: la capacidad de pensar, el lenguaje y las ideas adquiridas. De ahí parte la imposibilidad de establecer una comunicación fluida con un animal, con un japonés o con un bebé.

Sin embargo, la articulación con los otros no sólo se da por la inteligencia, sino también por la voluntad. Y el uso más alto de la voluntad es el amor que se puede definir como “el reconocimiento y la afirmación del otro por lo que es en sí mismo”. Así, la voluntad supera la necesidad de compartir las 3 cosas enumeradas anteriormente y por eso se puede amar a un bebé, un japonés o a un perrito. Todo esto en el sentido de que el amor es ayudar a los seres a ser ellos mismos.

Se debe aclarar que todos los actos de la vida humana, de un modo o de otro, tienen que ver con el amor, ya sea porque lo afirman o porque lo niegan. Con respecto a los actos del amor, podemos clasificarlos en 5 categorías: el deseo, la afirmación, la elección, la creación y el don.

Finalmente vemos por qué es vital el amor para el ser humano y para ello hagamos el siguiente razonamiento:
  1. La felicidad es aquello a lo que todos aspiramos, porque es la plenitud.
  2. La felicidad se alcanza cuando se cumple un deseo y no se desea nada más.
  3. La persona desea aquello que lo perfecciona y lo busca con afán porque no lo tiene.
  4. Cuando la persona por fin alcanza lo deseado, la persona se deleita, ¡Goza! ¡Es feliz!
  5. Resumiendo en 5 palabras: ¡EL AMOR NOS DA LA FELICIDAD!

La felicidad es el bien último y máximo al que todos aspiramos. Es lo único que nos hace permanente y plenamente felices es el amor. De esto también se concluyen otras 2 cuestiones: la necesidad que tenemos de ejercitar el amor y que solo en Dios (que es la perfección del amor) podemos alcanzar nuestra plena felicidad.

Fuente: "Fundamentos de Antropología Filosófica" de Ricardo Yepes Stork e ideas personales.

30/9/17

¿Cómo se forma un líder?

Actualmente hay una palabra de moda: liderazgo. Se dice que todos deben ser líderes, pero no se sabe qué significa esto, ni cuánto tiempo y esfuerzo se requiere para llegar a ser líder. En ese ensayo abordaremos estas cuestiones, con especialmente en la formación del líder.

A los hombres de hoy les cuesta aceptar que su libertad está en manos de otra persona. Pero la palabra y el hecho de liderazgo se funda la existencia de la autoridad, la cual es “la instancia que dirige a los hombres hacia los bienes que constituyen su fin, cuando éstos no son capaces de alcanzar esos bienes sin la ayuda de quien manda” (Yepes Stork).

Es una definición muy hermosa, que muy pocas veces vemos materializada. Pero no porque no la veamos, no quiere decir que no sirve la autoridad y que debemos vivir sin ella. Mas bien nos invita a buscar y encontrar la manera de formar una autoridad coherente con su deber ser.

La auténtica autoridad sabe mantener la unidad de la diversidad, designar a cada cual una tarea específica, coordinar y realizar las funciones de los miembros, emitir órdenes y comunicarlas, clarificar y adaptar la ley, dar testimonio de la verdad, enseñar y corregir con firmeza, propiciar el diálogo y comunicar la excelencia.

Esto es lo que debe hacer una verdadera autoridad, lo que un líder auténtico debería realizar. Son tareas difíciles y complejas, que requieren mucha preparación y precisamente por falta de una íntegra y exigente formación, es que nuestros líderes son como son.

La formación que deberían tener estos líderes involucra todas las dimensiones del ser humano. Primero ser excelente, para poder comunicar excelencia. Pero yo me enfocaría en cuatro cuestiones:

1. Ético: que tenga virtudes, que sepa diferenciar claramente que entre el bien y el mal, que siempre diga la verdad y que no tengan miedo de ser fiel a la verdad. Esto debe ser lo primero, porque de nada sirve lo demás si esto no se cumple. 

2. Expresivo: que sepa hablar y escribir correctamente, que se de a entender, que diga las cosas claramente y no tenga pena al decirlas. Propongo esto en segundo lugar porque más que saber mucho, importa más saber comunicarlo.

3. Intelectual: que conozca la historia, la naturaleza y las corrientes políticas, que conozca y aplique la prudencia para que tome las mejores decisiones directivas, que conozca (aunque sea grande rasgos) el ámbito sobre el que decidirá.

4. Afectivo: no basta con que sepa cosas, sino que requiere conocer a las personas su grupo, fortalecer la confianza, ser cercano, y amable, ser capaz de compadecerse, sufrir y alegrarse con los demás.

Una formación como ésta la deberían tener todas las personas que aspiran a liderar, mandar y gobernar. No es sencillo. Exige mucho esfuerzo y tiempo. Además se requiera uno pueda formadores, que antes también se han formado. No es fácil, pero se debe hacer.

Y también para eso he venido al piso :) 

23/8/17

Transmisores de valores

El ensayo de hoy abordará un tema concerniente a los modelos de conducta que presentan y transmiten los valores humanos. Primero explicaré qué son los valores y daré ejemplos, después analizaré cómo los modelos personifican esos valores, luego ejemplificaré y detallaré las cualidades de esos modelos y finalmente mencionaré la gran importancia que han tenido a lo largo de la historia de la humanidad y también en la actualidad.

Los valores son criterios previos que uno ya tiene formados antes de actuar y se parte de ellos para elegir el fin y los medios más adecuados. Valen por sí mismos y lo demás vale en referencia a ellos. Entre los más importantes, se pueden destacar: la belleza, la utilidad, el poder, la familia, la patria, la tradición, la sabiduría. Cada uno de ellos son modos distintos de concretar la verdad y el bien de los productos y las acciones de los hombres. Por eso resulta apremiante preguntarse y responder al cuestionamiento ¿sobre qué valores se rige mi propia vida?

Los valores no son un mero conocimiento teórico y por eso no se pueden enseñar y aprender a partir de fórmulas, ecuaciones o discursos técnicos. Los valores se materializan en símbolos, que pueden ser cosas, personas o modelos de conducta. Las cosas se respetan por lo que representan: la bandera nacional, las fotos familiares, la camiseta den equipo deportivo, la marca de una empresa… Las personas y sus modelos de conducta correspondientes también generan la representación de un valor o de varios valores. 

El modelo que realiza un valor se presenta como un héroe. Las personas siempre necesitan tener alguien a quien parecerse, a quien admirar e imitar. Incluso, las que se sienten totalmente autónomas, también están siguiendo un modelo.

El héroe invita y motiva a realizar lo excelente, demuestran que es posible vivir por un ideal y así dar sentido a la existencia, corroboran que vale la pena arriesgar y salir de la rutina para hacer cosas buenas y bellas. Sin embargo, podría parecer imposible llegar a ser o actuar como un héroe. Muchos se acobardan ante el primer sacrificio y dolor, unos ni siquiera se animan a empezar, otros después de un tiempo se aburren y se cansan. Parecería que ser héroe es para pocos, muy pocos.

No obstante, el hombre está llamado a lo grande. No es sólo que quiera, sino que puede desarrollar al máximo sus capacidades, alcanzar es alta cota de humanidad. No es sencillo, pero precisamente “la virtud es la democratización del heroísmo”, la virtud demuestra que con tesón, constancia y empeño se pueden lograr las altas metas. La virtud es un buen hábito, un hábito no es natural sino una adquisición que refuerza la conducta humana y perfecciona al propio hombre. Lo malo es que “la palabra virtud está en peligro de extinción”.

Finalmente, cabe destacar que los modelos han sido y sigue siendo un pilar fundamental en la creación y consolidación de la identidad personal y comunitaria. Los hombres que se constituyen en modelos lo hacen por medio de la narración de su vida sus grandes obras. Contar historias tiene una gran importancia para los individuos y los grupos sociales, incluso más que los discursos teóricos y los conocimientos científicos. El arte narrativo (cuento, novela, drama, cine) tienen una gran influencia porque transmiten modelos y generan modelos de conducta.

Fuente: "Fundamentos de Antropología Filosófica" de Ricardo Yepes Stork e ideas personales.

16/8/17

El fundamento del individuo y la sociedad

En esta ocasión abordaré un tema que resulta fundamental para el individuo y para la sociedad: la familia. Este breve escrito se organizará en tres partes: primero la definición y los fines del hogar, después porqué es importante y cómo se construye, y finalmente sus principales efectos y algunas actitudes que dañan el mantenimiento armonioso de la familia.

Entonces, en primer lugar, se puede definir el hogar como el “lugar donde la persona se guarda a sí misma junto a sus posesiones. Es allí donde tiene la conciencia clara de ser él mismo, sin necesidad de disimular”. El carácter personal del hombre origina un lugar auténtico y peculiar: su hogar.

El hogar cumple con múltiples “fines”, entre las cuales cabe destacar:
  • Sustrato del crecimiento: donde se origina la vida humana (a través de la procreación), donde se nace, se habita y se crea la propia biografía, donde se echa raíces y se arraiga.
  • Propiedad, territorio y patrimonio: no hay hogar si no hay dueño, no hay hogar si no hay la materialidad del territorio sobre el que uno se posesiona y no se puede construir una nación si no hay un conjunto (grande) de hogares que se relacionen, establezcan una identidad común, sientan orgullo por su territorio y cultura, y esté dispuestos a defenderlo.
  • Inmerso en el ciclo de la vida: la vida humana alterna el descanso y el trabajo, en la casa uno se prepara y toma fuerzas para luego ir al trabajo y ganando el sustento con el sudor de la frente se vuelve a casa para compartirlo con la familia, descansar, jugar, entretenerse y tomar fuerzas para el trabajo que seguirá.
  • Parte de la intimidad: en él guardamos parte de nuestro yo y es allí donde nos encontramos con nosotros mismo s y nos enfrentamos, sin máscaras, a los pensamiento y sentimientos más profundos e inquietantes.
  • Clima de amistad: a través del diálogo se comparte mutuamente la intimidad, somos capaces de decir las cosas claras y de escuchar atentamente a los demás. Por eso en la casa lo ideal es el reino de la mistad, donde se acepta a cada uno como es y no por lo que tiene o aparenta tener. En el hogar, también, es donde se debe aprender a resolver las diferencias y conflictos a través del diálogo, no con insultos ni golpes. Precisamente la falta de comunicación origina y empeora los roces en las relaciones familiares.
  • Ambiente de formación, cuidado y confianza: es allí donde se toma conciencia de la propia existencia y la de los demás, es allí donde se forma la personalidad, donde se adquieren los buenos y los malos hábitos, donde se aprenden los valores, donde se cuida al niño, al enfermo y al anciano de manera desinteresada, pues no se fija en la utilidad que reporta o reportará, sino en la dignidad que posee por ser persona, además del cariño originado por la relación de consanguinidad y/o amistad.
En segundo lugar, reconocemos que el hogar tiene una importancia capital por todo lo que implican las fines antes mencionados. Pero, para hacerlo más explícito utilizaré 3 frases: “la felicidad humana depende en buena medida de la relación del individuo con su familia”, “la familia es un bien necesario para los pueblos y un fundamento irrenunciable para la sociedad”, “un hombre viaja alrededor del mundo para buscar lo que necesita y vuelve al hogar para encontrarlo”.

Ahora, para la construcción de un nuevo hogar requiere la entrega amorosa total y única entre un hombre y una mujer. Todo ser humano proviene de un hombre y una mujer. Todos tenemos padre y madre. Y para para crecer protegido y feliz se requiere del calor y la seguridad de una familia. El matrimonio es el fundamento de la familia y los hijos que provienen de esa unión también tienen el derecho y el deber de mantener un hogar en paz. “Construir un hogar, mantenerlo y cuidar a las personas que hay en él, es más rico y profundamente humano que trabajar y transformar el medio”.

Finalmente, con respecto a los efectos, me refiero a las consecuencias jurídicas, organizativas y sociales que se originan de la grandísima importancia de la familia, del hogar. Por ejemplo, la legislación internacional y nacional debe velar porque cada individuo tenga un hogar y que éste se proteja de todo lo que lo quiera dañar o destruir. La misma Declaración Universal de Derechos Humanos establece que “la familia es el elemento fundamental y natural de la sociedad y tiene derecho a la protección del Estado y la misma sociedad”.

Sin embargo, hay algunas posturas y corrientes que intentan y de hecho dañan a los hogares y por ende a los individuos y a la sociedad en su conjunto. Me centraré específicamente en dos: el machismo y el feminismo, los cuales ciertamente son extremos opuestos, pero tienen un punto común: proclaman la independencia del varón o la mujer respecto a las tareas que les impone la construcción y mantenimiento de un buen hogar. Su intento por lograr una mayor equidad en el acceso a oportunidad es muy bueno; sin embargo, las actitudes machistas y feministas conciben al varón o a la mujer como sujetos “emancipados” que se deben dedican afanosa y exclusivamente a su autorrealización individual dejando totalmente de lado la relación dialógica y amoroso entre los esposos y para con los hijos.

Fuente: "Fundamentos de Antropología Filosófica" de Ricardo Yepes Stork e ideas personales.

9/8/17

Vivir el acto sexual auténticamente

En primer lugar, cabe recordar que el acto sexual es querido por Dios como el de acto de unión más pleno y total entre un hombre y una mujer en el matrimonio, abierto siempre a la vida. Sin embargo, por el pecado ese gran impulso se ha desordenado.

Lo sexual se ha desvirtuado, se ha trivializado, se ha convertido en un juguete de poco valor. La intimidad corporal y la intimidad de las relaciones sexuales ha salido a exposición pública a través de la difusión en revistas, películas, y páginas en internet, fotografías y videos de hombres y mujeres con poca o ninguna ropa; y peor aún, haciendo el mismo acto sexual.

Por este motivo, lo sexual han perdido su valor y su sentido. Se ha hecho un producto más de consumo (otro elemento que el capitalismo ha incluido en su lógica del mercado). La reducción de la persona a un simple medio es muy evidente y muy triste.

La trivialización del sexo también hace referencia al sexo seguro qué es la actitud de evitar las responsabilidades implícitas de la unión sexual (por ejemplo, la posibilidad de un embarazo). No obstante, esta actitud es denigrante y cobarde porque despoja de sentido al acto sexual y no afrontar con madurez las consecuencias de sus actos.

A pesar de esa actitud dominante, existen jóvenes y adultos que viven una sexualidad más madura, una sexualidad que no se limita a la genitalidad y que por tanto sabe esperar.

Esperar es continuar una relación de respeto y amor a todos y todas, que impulse una preparación perseverante para ser mejor esposo y padre en el futuro.

La complementación mutua genuina de la conyugalidad (cuando varón y mujer se unen en el matrimonio) es la relación sexual, que para ser auténtica debe ser: unitiva (en la cual cada uno se dona libre y amorosamente por completo al otro y se hacen “una sola carne”) y procreadora (abierta a la vida). Si alguna de ellas no se da, el acto no es bueno. 

Fuente: "Fundamentos de Antropología Filosófica" de Ricardo Yepes Stork e ideas personales.

2/8/17

La sexualidad humana

Simplemente no se puede entender a la persona humana sin la sexualidad. La sexualidad es tan constitutiva de la persona que no se puede entender a una persona sin la noción de varón o mujer.

1. Diversidad sexual

La dualidad sexual hace referencia a que la naturaleza humana siempre y solamente se da en dos modos: modo masculino y modo femenino. No hay más, no hay intermedios. Es un dato fundamental que se constata en la realidad. 

El sexo biológico (o físico) es el que determina el sexo de la persona, pero no sólo por un factor, sino múltiples: lo cromosómico (del cual se desprenden todos los demás factores y que se determina por la ausencia o presencia de “cromosoma Y” en el último par de cromosomas: XX para la mujer y XY para el varón), lo gonádico (las gónadas que producen las células sexuales: testículos (espermatozoides) en el varón y ovarios (óvulos) en la mujer), lo genital (órganos reproductores: pene en el varón y vagina en la mujer), lo ductual (los demás “órganos” que facilitan lo reproductor: epidídimo, conducto deferente, próstata en el varón y trompas de Falopio, vulva en la mujer), lo hormonal (testosterona en el varón y progesterona y estrógenos en la mujer), lo morfológico (más vello, más altura, más fuerza en el varón; y crecimiento de caderas y senos en la mujer) y lo fisiológico (un metabolismo basal constante en la mujer y más variable en el hombre). Dice Carrell que todas las células se ven impregnadas por el sexo, absolutamente todo el cuerpo se diferencia.

El sexo psíquico es la tendencia que tiene la persona hacia la identificación con un sexo, lo que ella quiere y desea ser. Tiene que ver con los roles y conductas que se adoptan en cada uno. Ciertamente los grupos sociales y la cultura influyen mucho en la consolidación de la identidad sexual. Sin embargo, la cultura no hace madres, tampoco hace padres. La capacidad para procrear está determinada por la biología.

A pesar de que durante épocas anteriores, generalmente los varones se posicionaron como “más importantes” que las mujeres por el siempre hecho de tener cromosomas XY, la reacción feminista y LGBTQ+ en donde el género es una mera construcción sociocultural ha imposibilitado la valoración más real y retadora de la complementariedad, donde el modo femenino complementa y es complementado por el masculino. Así, sus diferencias se perfeccionan mutuamente. 

2. La especificidad de la sexualidad humana

La Antropología de la sexualidad humana hace referencia a que vale la pena un estudio más serio y más completo acerca de esta dimensión de la persona humana, que en no pocas ocasiones se ha desdeñado. Comprender al hombre desde este aspecto, es muy esclarecedor, pues cierta es la frase de Nietzsche “la sexualidad penetra hasta lo más alto del espíritu humano”.

Diferencias específicas entre ambos sexos, que no quiere decir que las tenga únicamente un sexo o el otro, sino que hay una diferencia notable en la intensidad y modalidad de tales manifestaciones (cabe recordar que hay notables diferencias entre los individuos):
  • La mujer es más sensible que el hombre: siente más rápida y fácilmente (tanto a sí misma como a los demás), tiende a ser comprensiva. También por esto se debe el tiempo y esfuerzo que le dedican al embellecimiento de su cuerpo y su alrededor.
  • La mujer es más emotiva que el hombre: la mujer tiende a manifestar lo que está sintiendo (sonríe, llora, ríe). También le lleva a demostrar su cariño y afecto.
  • La inteligencia de la mujer es más intuitiva: no necesita de largos y complejos razonamientos (como le pasa más al hombre). Ella capta enseguida y fácilmente.
El modo masculino y el modo femenino tienen algunas cualidades específicas que los hacen más capaces de asumir, no un “rol actoral”, sino una “vocación propia”. La mujer a la maternidad y el varón a la paternidad. Más que querer eliminar estas distinciones, hay que esforzarse es en superar la discriminación y violencia que esto pueda generar.

Con las anteriores distinciones podemos confirmar que ¡la mujer no es igual al varón! ¡Ambos son muy diferentes entre sí! Hay tremendas diferencias anatómicas, fisiológicas, psicológicas. Sin embargo, ello no quiere decir que alguno de los dos tenga supremacía sobre el otro. Todo lo contrario, ¡tanto mujer como varón tienen igual dignidad y tienen los mismos derechos! Hay que afirmarlo y defenderlo con fuerza. En el varón y la mujer se encuentra una igualdad en la dignidad y una maravilla en la complementariedad.

Más allá de la genitalidad: tener sexualidad, más bien, ser sexuado es más que efectuar relaciones sexuales. Este es caso de Cristo, los célibes y las vírgenes que viven su sexualidad, sin tener relaciones genitales. Y ello porque el elemento esencial de la sexualidad no es la genitalidad, sino la relacionalidad. La relacionalidad es lo que nos hace personas, a semejanza de la Trinidad. Y la relacionalidad más que un mero contacto con las demás personas, es ante todo apertura, descubrimiento, encuentro, diálogo, entrega, donación. Entonces, ser sexuado es diferente a tener una vida sexual. Entonces ¿cómo se vive plenamente la sexualidad? Se vive en la mutua complementación entre ambos sexos, no con los genitales, sino con el uso de sus más altas facultades (inteligencia y voluntad) para perfeccionar al otro y perfeccionarse a sí mismos.

La castidad, la he puesto hasta el final precisamente porque ella es la que nos dice cómo se debería vivir la sexualidad aquí en esta vida: con perfección, como se vivirá en el más allá. La sexualidad, al hacer parte de la perfección de la persona humana, estará presente en la otra vida (lo explica San Agustín y Santo Tomás). Cristo al encarnarse también asumió la sexualidad en el modo masculino. Él es modelo perfecto del ser sexuado. 

Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.

29/7/17

La corporeidad humana

1. Cuerpo y corporeidad

El cuerpo es constitutivo en la individuación de la persona humana. Pero hay dos conceptos (dos posturas) que vale la pena aclarar, con el fin de formar una convicción:

Dualismo: es la posición que afirma que hay dos sustancias completas – cuerpo y alma- y que se oponen. Para algunos el cuerpo es la cárcel o la tumba del alma (que ya preexistía antes de entrar al cuerpo). Generalmente, eso hacía que se despreciara el cuerpo o se considerara una parte inferior del hombre (espiritualismo); aunque también podría generar un hedonismo y libertinaje que exalte el cuerpo ante todo (materialismo). Algunos, como Descartes, han querido ubicar la unión del cuerpo y el alma en algún lugar específico, como la glándula pineal. 

Dualidad: es la postura que afirma que en el hombre hay dos sustancia -cuerpo y alma- pero que están incompletas y que se complementan mutuamente Según el hilemorfismo aristotélico, el alma (forma) informa al cuerpo (materia) en su totalidad. Esta postura la afirma Aristóteles, Sto Tomás, los escolásticos y los personalistas. La unión no se da en un lugar específico, sino en todo el cuerpo. Por eso somos espíritu encarnado. Se da la dualidad, pero conforma una unidad total. El hombre no se entiende (de hecho, no existe) sin cuerpo o sin alma. Por eso mismo es que la resurrección natural es algo que exige la permanencia de esta perfección uni-dual.

Lo que resulta razonable y coherente con la persona humana es la dualidad en la unidad. No rebaja nada, ni exalta nada. Da lugar a una valorización de ambas sustancias, el cuerpo entendido desde el espíritu y el espíritu que se encarna. Esta valorización lleva a querer desarrollarlo y perfeccionarlo con la ayuda de Dios, en la relación con los demás, en el cuidado de la naturaleza, al forjar el propio proyecto de vida.

2. La espacialidad-la temporalidad: el ser en el mundo

El cuerpo hace al hombre un ser espacial, que se mueve por la geografía terrestre. Y simultáneamente, el cuerpo hace al hombre un ser temporal, que se mueve en la historia.

La primera realidad temporal es el ahora. A partir del ahora se constituye el antes (pasado) y el después (futuro). El animal sólo tiene sensaciones actuales. El hombre se percibe, recuerda, se proyecta al futuro y tiene esperanza, incluso más allá de la muerte.

El cuerpo humano está sujeto a procesos físico-químico-biológicos y sus actividades racionales y espirituales se desarrollan en una unidad psico-física. Nace, crece, se desarrolla en el mundo.

3. El espíritu encarnado

La antropología contemporánea considera insuficiente el tener un cuerpo. La persona experimenta tan íntimamente su cuerpo al grado de identificarse con él: “yo soy mi cuerpo”.

Ciertamente el cuerpo es la condición indispensable para poder habitar en el mundo y vivir la vida. Además, el cuerpo participa en la realización del espíritu.

Pero tengo conciencia de mi propio existir y de mi identidad, a pesar de los posibles cambios corporales. Así, la persona humana es “espíritu encarnado” abierto a un horizonte vertical.

4. Corporeidad, valor moral y cristianismo

La corporeidad no es extrínseca a la moral. Todos los actos del hombre tienen un aspecto corporal y otro espiritual. No podemos considerar nuestro cuerpo como un instrumento o un objeto. La libertad hacia nuestro cuerpo y el de los demás encuentra sus límites en la exigencia fundamental del respeto y el ejercicio del bien. Esto aún sin entrar a cuestión religiosa alguna.

Pero la Revelación cristiana nos muestra la grandeza y los límites del cuerpo humano:
  • Creatura: a imagen de Dios, tanto a nivel esencial (uni-dual), como funcional (cuidado transformador).
  • Pecadora: por la tentación del maligno y de la inclinación al pecado. Todos compartimos ese veneno mortal.
  • Redimida: gracias a la Encarnación, Muerte y Resurrección de Jesucristo por mí y por toda la humanidad.
El compromiso del cristiano es vivir la vida con su auténtica grandeza: disfrutando y cuidando toda la creación natural; cultivando las cualidades físicas, intelectuales, artísticas, que nos ha dado; ejercitando las virtudes; amando a Dios en los hermanos.

Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.

26/7/17

Manifestando lo íntimo

El siguiente texto parte de la siguiente premisa: la intimidad indica que existe “un dentro” que sólo conoce el individuo, pero que se puede expresar.

La intimidad no sólo es el “archivo” de lo que hemos pensado o experimentado, sino que es un “taller” donde diseñamos y fabricamos nuestros deseos, planes y proyectos. Pero eso sólo lo conoce cada uno. Yo conozco mi intimidad. Tú conoces la tuya. Y precisamente lo privado, lo íntimo es lo que nos hace diferentes. Ninguna intimidad es igual a otra. ¡Cada persona es única e irrepetible! Esta pequeña frase tiene unas serias y profundas implicaciones éticas en la cuestión del respeto, cuidado y promoción de la vida humana. No hay que olvidarlo.

La manifestación más inmediata de la intimidad de la persona es su cuerpo. Metafísicamente, el cuerpo es la condición de posibilidad de manifestación humana. El cuerpo nos diferencia de los otros: cada uno tiene un tono particular de piel, color y tamaño de ojos, rostro, complexión y estatura, huella digital, entre otros aspectos.

La manifestación segunda de la intimidad es el nombre (que incluye el apellido), el cual es recibido después del nacimiento y nos identifica como una persona, hijo de tal padre y de tal madre; individuo distinto a los miembros de su familia y sociedad.

Además de estas dos manifestaciones, que en cierto modo son independientes a nuestro gusto, existen otras: las acciones expresivas como el lenguaje no verbal, el lenguaje verbal, el vestido y la cultura.

El lenguaje no verbal (de gestos) transmite bastante información. Aquel que comprende ese lenguaje no necesita de palabras para entender que el otro está triste, enojado, feliz o asustado. Tampoco necesita hablar para demostrar su apoyo o desaprobación al otro, pues basta con una mirada, un guiño, una palmada, una caricia.

Sin embargo, para precisar este lenguaje y ampliar los significados, usamos el lenguaje verbal: la palabra. Al hablar y escribir, hago público mi pensamiento y así puede ser comprendido más claramente por los demás. El ser humano, por su naturaleza social, necesita dialogar. No sólo sentarse a hablar, sino estar dispuesto a escuchar y cambiar de opinión. Precisamente la falta de diálogo ocasiona y empeora las discordias, y si los problemas no se resuelven con diálogo, se recurrirá a la violencia.

El vestido, además de proteger de las inclemencias del clima, es una forma de expresión e identificación. La personalidad y el grupo al que se pertenece se reflejan en el modo de vestir. La cultura, incluye lo anterior y muchas más cosas, como las costumbre, tradiciones, gastronomía, idioma, religión, juegos… La cultura es la manifestación de la persona en sociedad.

De este modo, concluyo que la intimidad, a pesar de ser algo que sólo uno conoce, se puede manifestar a través de múltiples maneras. A partir de la comprensión del concepto de la intimidad como una característica fundamental de la persona humana, se puede acceder a muchos y diversos campos de la vida humana. Además, se pueden comprender las numerosas implicaciones que tiene cada una de las anteriores manifestaciones, que en publicaciones ulteriores se expondrán.

Fuente: "Fundamentos de Antropología Filosófica” de R. Yepes Stork e ideas personales.

22/7/17

La dimensión social

El hombre es un ser que se relaciona -desde antes de su nacimiento- con otros hombres.

1. La intersubjetividad es constitutivo esencial del hombre

Tendemos intrínsecamente a la alteridad. Antes de que el ser humano se percate de sí mism, descubre a los demás (su madre, padre y hermanos). 

El fundamento de la intersubjetividad es la naturaleza humana: necesidad y abundancia del espíritu encarnado. Simultáneamente el ser humano perfecciona y es perfeccionado por los demás.

2. El constitutivo formal de la ontología de la persona: la relación esencial

El constitutivo formal es la relación esencial: se llama así porque no es algo accidental (sólo un mero accidente que podría perfeccionar), ni tampoco es sustancial (porque las personas no subsisten por sí mismas). Es una relación “media” que hace que el hombre esté abierto por naturaleza a los demás, pero que su existencia no dependa intrínsecamente de ellos.

La relación esencial a luz de la Trinidad: dado que el hombre está creado a imagen y semejanza de Dios, se puede hacer una analogía con Dios. Por la fe sabemos que en la Trinidad hay tres personas distintas, pero un único Dios. Allí sí es una relación que subsiste por sí misma. La Trinidad es el modelo perfecto de las comunidades y de las personas en la cual todas se aman: se donan totalmente al otro, perfeccionándolo y perfeccionándose a sí.

3. Interobjetivo, intersubjetivo, interpersonal

La relación interobjetiva hace referencia a la COEXISTENCIA con el mundo.

La relación intersubjetiva hace referencia a la CONVIVENCIA con “la gente”. 

La relación interpersonal se refiere a la CONVIVENCIA con personas más cercanas. 


Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.

19/7/17

Ecologismo y animalismo

El ecologismo al ser biocéntrico (no antropocéntrico) considera que el ser humano es una especie más entre las miles que habitan este planeta. De hecho, algunos consideran al hombre como una amenaza para la vida en la Tierra. 

Y por eso el ecologismo radical aboga por los “derechos de la naturaleza”, incluyendo “derechos de los animales”, “derechos de las plantas”, “derechos de los ríos”, etc.

Pero la naturaleza (animales, plantas y ríos) no puede ser sujeto de derechos. Quien puede ser sujeto de derechos es una persona. Quien tiene derechos, también tiene responsabilidades (deberes) por las que debe dar la cara. ¿Y acaso han metido un león a la cárcel por matar a una persona?

Quien tiene derechos es el ser humano y en ese sentido, también tiene derecho a un ambiente saludable y no contaminado.

Bastaría con entender que la amenaza para la vida en la Tierra (incluyendo la vida humana) no es el ser humano, sino los comportamientos explotadores que cometen los humanos.

Y eso no hay que negarlo. Los comportamientos explotadores van desde el maltrato animal y la caza por simple diversión, hasta las grandes deforestaciones para extraer petróleo y gas, pasando por el gigantesco problema del efecto invernadero (que ocasiona el calentamiento global y la aceleración del deshielo polar) por el uso masivo de automóviles y fábricas muy contaminantes.

La experimentación animal es un tema muy sensible. Desde la antigüedad se han utilizado animales para probar si ciertas sustancias eran venenosas o no. Y eso ha salvado miles de vidas humanas. Es legítimo querer evitar el dolor, disminuyendo la intensidad y duración de los dolores, así como con técnicas bioinformáticas que permiten la simulación.

La actividad humana está intrínsecamente unida a la naturaleza, a tal grado que para algunos ya no existen dos realidades separadas “naturaleza” y “cultura”, sino una única realidad “sociocultural”. Para entender que la transformadora actividad humana es compatible con la naturaleza basta comprender que la naturaleza es dinámica y los seres vivos están en permanente evolución.

Hay que pensar e implementar estrategias claras para cambiar los comportamientos explotadores, por otros que favorezcan a la humanidad y a la naturaleza entera. ¡Gracias a nuestra capacidad intelectual y nuestra libertad podemos proponernos este reto y lograrlo conjuntamente!

Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.

15/7/17

El hombre y el mundo

1. La especial posición biológica del hombre en la naturaleza

Biológicamente el hombre es un ser insuficiente y carencial. Su vida es constante interacción con los demás humanos y con la naturaleza (plantas, animales, minerales, climas).

Pero el hombre difiere sustancialmente de los animales porque posee un cuerpo capaz de ser informado por un espíritu, gracias a su espíritu transforma sus límites en posibilidades.

2. El instinto animal y la inteligencia humana

El instinto animal (que también está presente en los humanos) es una determinada respuesta sensible a un estímulo sensible. El animal y algunos seres humanos se quedan en esa respuesta automática (si tiene hambre, come; si tiene sueño, duerme; si está en celo, se aparea). Sin embargo, el ser humano se puede crear otras respuestas porque se pone a sí mismo otros fines. 

Algunos hablan de inteligencia animal cuando ven que ciertas especies se comunican entre sí, trabajan conjuntamente e incluso tienen “técnicas” de “trabajo, diversión y cortejo”. No obstante, el animal repite una técnica heredada y el hombre puede crear cada vez técnicas distintas y se puede adelantar a los problemas. La inteligencia humana es capaz de hacer abstracciones y razonamientos, imposibles para un animal.

El “lenguaje animal” es instintivo, situacional, icónico (relación directa signo-significado) y por tanto limitado. Un mono le puede decir a otro: “Cuidado, viene un jaguar”. En cambio, el lenguaje humano es cultural, simbólico, dígito (múltiples relaciones signo-significado) y por ello ilimitado. Por ello un hombre le puede decir a otro: “El jaguar será nuestro dios protector”.

La inteligencia humana es la que le puede dar sentido a la vida (incluso al sufrimiento) y la única capaz de vislumbrar a Dios, construirle obras magnas y dar la vida por Él. Es imposible para un animal darle sentido a su existencia o creer en algún dios.

3. El hombre trasciende la naturaleza y se coloca teleológicamente en el centro de la naturaleza

El universo está ordenado teleológicamente (la realidad inferior está orientada a una superior) y dado que el hombre es un fin en sí mismo, entonces TODA la creación está por y para el hombre. 

Ningún ser material es un fin en sí mismo. Sólo el hombre, que es una dualidad material-espiritual, es un fin en sí mismo. Esto lo hace responsable no sólo de sí mismo, sino de toda la creación. 

El hombre no debe ser un dictador explotador de la naturaleza, sino un prudente administrador de los recursos naturales. La explotación económica de los recursos debe ser siempre de forma racional, con perspectiva de cuidado y regeneración, no de destrucción y abandono.

Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.

12/7/17

Verdad y relativismo

Hay una aparente contradicción entre la verdad objetiva y la democracia (pluralismo de ideas con igual de derecho de expresión). No obstante, no hay contradicción, sino tensión.

Hay que aclarar que todas las personas valen lo mismo porque tienen igual dignidad y las ideas gozan de “derecho de expresión” por sus titulares. 
No obstante, no todas las ideas valen lo mismo (verdades > medias verdades > mentiras).

A pesar de que hoy en día los “predicadores de la tolerancia” acusan de “retrógrados” a quienes sostienen y difunden la verdad objetiva; en realidad, en un ambiente democrático y auténticamente tolerante se debe respetar a todas las personas y todas las ideas.

Quienes buscamos y sostenemos la verdad objetiva no queremos condenar a persona alguna, sino rechazar el error. Afirmar la verdad ≠ Ser intolerante.

Una democracia relativista es:

- Contradictoria: porque afirma absolutamente que no existe verdad absoluta (“si ninguna afirmación es verdadera, tampoco es verdadera esta afirmación”).

- Falsa: porque si no se acepta valor absoluto, no tienen valor fundante los Derechos Humanos que tanto se proclaman.

- Aisladora: porque si no hay verdad, entonces ¿qué sentido tiene dialogar? No vamos a llegar a acuerdo alguno.

Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.

8/7/17

Historicidad humana

El hombre es un ser en el mundo y el ejercicio de su libertad se inserta en la dimensión histórica.

La historia no sólo es el transcurrir del tiempo, sino de asumir el pasado para vivir el presente contexto histórico, cultural, religioso, político y económico, en vistas al futuro.

Dos interpretaciones erradas de la historicidad humana: objetivista y relativista
  • La objetivista se centra en el tiempo físico como una sucesión de instantes fugaces y transitorios. No toma una posición moral sobre los valores.
  • La relativista considera que el hombre no tiene naturaleza, sino únicamente historia, al punto de que la verdad y los valores sólo tienen vigencia temporal y no permanente.
La postura auténtica de la historicidad humana considera la existencia como una tarea a realizar en el tiempo. La vida humana es la realización del proyecto (que Dios quiere y va indicando).

La interrelación entre las vidas y los proyectos de las personas es lo produce la historia humana. La historicidad implica la cultura. La cultura es el fruto (acumulado) de la acción y el pensamiento del hombre. El núcleo de la cultura es el conjunto de valores y antivalores que vive y transmite una sociedad. El hombre se “naturaliza” cuando “humaniza” (transforma) la naturaleza.

Se podría decir que el hombre tiene naturaleza –“es determinado”-, pero tiene una naturaleza abierta -“es indeterminado”-. Y esta “naturaleza abierta” (determinada indeterminación) se debe a su libertad.

Para que haya moralidad se requiere que haya libertad. Sin embargo, cuando la libertad se queda como única condición moral, entonces se identifica equívocamente un acto libre con un acto bueno. La libertad implica asumir la responsabilidad del actuar sin coacción.

Entonces, ¡el hombre es simultáneamente esencia y existencia, naturaleza e historia, determinación y apertura!

Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.

5/7/17

Fundamentos de la ética

1. La dimensión moral es constitutiva esencial del hombre.

El valor moral es el valor según el cual el hombre es él mismo. Todo lo conforme con ello es moralmente bueno y viceversa. 

2. Fundamento próximo y fundamento último de la moralidad

Fundamento próximo: la dignidad de la persona humana.

Son los valores fundamentales que, en un esfuerzo grande y conjunto, se redactaron y suscribieron por los países de la ONU en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Por tanto, hay formas válidas de ética que ha sido formulada y practicada sin ninguna referencia a la religión (sin Dios ni trascendencia). La altísima dignidad del ser humano obliga a valorar su existencia y a obrar sin causarle daño.

Fundamento último: Dios.

La existencia de Dios no niega lo anterior, sino que lo presupone, confirma y significa plenamente (así se integra nuestra autonomía en una teonomía -que no es heteronomía-). Para detallar este fundamento último, remitiremos a la frase de Carlo Maria Martini: “¿Cómo se puede decir, prescindiendo de un Absoluto, que ciertas acciones no se pueden hacer de ningún modo y otras se deben hacer cueste lo que cueste?" 

Nadie puede imponer nada de forma absoluta a la conciencia, excepto el ser del cual depende absolutamente el hombre. La moral no necesita de la fe, pero la fe sí necesita de la moral. 

3. Relación entre ambos fundamentos

El hombre es un absoluto relativo; porque no lo es por sí mismo, sino participando del Absoluto Absoluto. El conocimiento y la aceptación de Dios no es necesaria para la moral, pero ésta en cuanto tal está fundada necesariamente en Dios.

Hacer el bien se traduce en amar a Dios. hacer el mal se traduce en ofender a Dios.

La libertad del hombre se encuentra con la voluntad de Dios y está llamadas a compenetrarse con ella: libre obediencia del hombre y gratuita benevolencia de Dios.

"Dios no impone al hombre desde el exterior una ley que no sea ya su ley".

Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.

28/6/17

Dimensión religiosa del ser humano

El hombre es un misterio. Dios es un misterio. Pero no se necesita comprender absolutamente todo para vivir plenamente.

1. Más allá de interpretaciones insuficientes

Según la interpretación materialista la religión es algo accidental, una cosa inventada e incluso una creencia nociva. Algunos han reducido la religión a un conocimiento racional de Dios (que pretende explicar al mundo y al hombre) o a una práctica moral (cumplimiento de ciertos mandamientos). Otros hacen referencia a la religión como una proyección psicológica de los deseos del hombre.

En todas estas posiciones se niega a Dios y se niega la existencia de una relación con Él. Si se reconoce que lo importante es la relación personal con Él, las formas externas (ritos, cultos instituciones) quedan en segundo plano. Lo esencial de la religión es la relación con Dios. Los grandes genios científicos-artísticos demuestran que no es irracional, los mártires demuestran que no es debilidad y los santos demuestran que no es enfermedad.

2. La dimensión religiosa es constitución esencial del hombre

La relación de los hombres y los pueblos con Dios se ve en toda la acción humana, desde la aparición de los primeros homínidos hasta hoy, a pesar de que lo nieguen los materialistas.

La dimensión religiosa solo se encuentra en el hombre. Todas las culturas y las mejores expresiones culturales se remiten a Dios. El ateo puede huir de Dios, pero no puede eliminarlo, porque simplemente no se puede. En realidad, no es difícil descubrir a Dios, sino querer ocultarlo.

La estructura ontológica del hombre remite a Dios; no es una super estructura que se le impone, si no que está en su estructura más íntima. Por eso el hombre tiene una continua inquietud e insatisfacción existencial. El hombre está en permanente búsqueda. No claudica ante las dificultades, sigue adelante con esperanza. Y su corazón no reposará hasta que descanse en Dios: verdad total, bien consumado, belleza suprema y amor perfecto.

La dimensión religiosa como constitutiva del hombre es condición del mensaje cristiano
porque la Buena Nueva es universal para toda la humanidad y particular para cada persona.

Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.

24/6/17

Dios ha muerto

He titulado este ensayo con una fuerte afirmación hecha por el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Con respecto a esta frase podríamos sacar varios temas. Pero en este escrito me enfocaré en que las personas en la actualidad viven como si Dios hubiera muerto.

Las causas de este fenómeno son múltiples, podemos señalar entre ellas el auge del paradigma científico experimental (que considera que sólo la ciencia empírica es real porque sólo lo material y cuantificable es real), la implantación del sistema económico de “bienestar” (que valora al individuo por lo que tiene y no por lo que es), el terrible sufrimiento generado por las numerosas y sangrientas guerras del siglo pasado y que aún permanecen en este siglo. Así, el cientificismo niega a Dios porque no es tangible, al sistema económico no le importa en lo más mínimo lo espiritual y los sufrimientos hacen exclamar ¡cómo es posible que exista un Dios y permita tanto mal, tanto dolor y muerte!

En el sentido expuesto, sí hemos matado a Dios, lo hemos sacado de los esquemas económicos políticos, lo hemos borrado de las escuelas e instituciones, lo hemos cubierto de cosas materiales y otras aspiraciones en la mente y al corazón de millones de personas. Sí, Dios ha muerto para muchos. Afortunadamente no para todos.

Pero, ¿qué consecuencias puede traer todo esto? ¿hay acaso algo de malo?

No, no hay algo de malo. Todo está mal.

Si negamos a Dios también negamos al hombre, pues si Dios no existe todo está permitido. Si no se reconoce la verdad, entonces triunfa el más fuerte y éste se impone violentamente a los demás. Sin la ley fundamental, queda únicamente la libertad como la condición de la moralidad. A pesar de las “ventajas” que parece que ofrece esto, constatamos en la historia que en realidad el hombre así queda más manipulable y privado de su verdadera identidad es víctima de cualquier ideología que lo atrape.

Si se entiende que la de la religión cristiana como dice Nietzsche “con sus ideales de santidad chupa de la vida toda la sangre, todo el amor, toda la esperanza”, ciertamente resulta repugnante y contradictoria. Sin embargo, eso no es el cristianismo y por más que un muy buen literato filósofo lo diga, si eso no corresponde con la realidad, simplemente no es verdad.

El creyente cristiano también se cuestiona (quiere entender) y se rebela (no es indiferente). La religión cristiana no chupa la sangre de la vida, sino que la hace plena, ubicándola en la perspectiva de la eternidad. No quita el amor, todo lo contrario, le devuelve su sentido originar (querer el bien del otro). Tiene por modelo a Cristo y lo intenta imitar ayudando al hermano, no huyendo de él. No elimina la esperanza, a diferencia de corrientes existencialistas y materialistas, hace todo lo posible por construir un lugar mejor, pero reconociendo sus límites y manteniendo su esperanza de Dios, que todo lo puede, pero que es paciente y sabio y por eso a veces no lo podemos comprender.

Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.

21/6/17

¿Tiene sentido vivir?

El sentido y significado de la existencia humana y el escándalo del sufrimiento

¿Vale la pena vivir? ¿Tiene sentido la vida? Los materialistas no se abren a una realidad trascendente porque ello los alienaría y confrontaría. Nosotros preguntamos porque queremos una existencia llena de sentido.

1. “Tener sentido” y “dar sentido” a la vida humana

“Tener sentido” hace referencia a la inteligibilidad de la existencia, intrínseca a las estructuras de la vida humana por su inteligencia y voluntad constitutivas. Sin embargo, el sufrimiento y la muerte ponen en crisis esa inteligibilidad. En la vida está implícita la muerte, de hecho, ésta le da el atractivo a aquella.

“Dar sentido” hace referencia a la finalidad de la vida, hay que “encontrar”, “descubrir”, “dar” continuamente un sentido a la propia existencia. Toda vida tiene sentido, aunque sea difícil hay que dárselo. Algunos optan por el suicidio, pero esto confirma que la vida tiene algún sentido.

La crisis de sentido es una consecuencia directa de la disociación de la dimensión horizontal y vertical del ser humano. Se dan posturas muy comunes: el nihilismo (rechaza todo fundamento de verdad objetiva y niega la posibilidad de un sentido) y el relativismo (niega la existencia de una verdad absoluta, entonces cada uno hace lo que le parece).

2. Sufrimiento y sentido de la vida

Este es uno de los temas más complejos y controvertidos del ser humano

¿Cómo dar sentido al sufrimiento?

El dolor es lo más universal (pues todos sufren) y lo más íntimo (pues lo sufro yo). Ante el sufrimiento (físico o moral) lo primero es intentar suavizarlo y, si se puede, eliminarlo. Aunque del mal se pueda sacar un bien, el mal continúa siendo un mal. No es necesario el sufrimiento para hallarle el sentido a la vida, pero aún el él se puede encontrar. Pero ¿cómo encontrarlo!

Depende mucho de la actitud del sujeto. El primer paso es aceptar el dolor, vivirlo y superarlo valientemente ayudado de los amigos, los familiares y las creencias personales.

El sufrimiento nos hace sentir reales y luchar por mantener nuestra vida, nuestra identidad y nuestra dignidad. El dolor nos hace experimentar nuestra finitud y limitación, pero es donde se encuentra la posibilidad suprema de autoconciencia y autorrealización.

Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.