Hay una aparente contradicción entre la verdad objetiva y la democracia (pluralismo de ideas con igual de derecho de expresión). No obstante, no hay contradicción, sino tensión.
Hay que aclarar que todas las personas valen lo mismo porque tienen igual dignidad y las ideas gozan de “derecho de expresión” por sus titulares.
No obstante, no todas las ideas valen lo mismo (verdades > medias verdades > mentiras).
A pesar de que hoy en día los “predicadores de la tolerancia” acusan de “retrógrados” a quienes sostienen y difunden la verdad objetiva; en realidad, en un ambiente democrático y auténticamente tolerante se debe respetar a todas las personas y todas las ideas.
Quienes buscamos y sostenemos la verdad objetiva no queremos condenar a persona alguna, sino rechazar el error. Afirmar la verdad ≠ Ser intolerante.
Una democracia relativista es:
- Contradictoria: porque afirma absolutamente que no existe verdad absoluta (“si ninguna afirmación es verdadera, tampoco es verdadera esta afirmación”).
- Falsa: porque si no se acepta valor absoluto, no tienen valor fundante los Derechos Humanos que tanto se proclaman.
- Aisladora: porque si no hay verdad, entonces ¿qué sentido tiene dialogar? No vamos a llegar a acuerdo alguno.
Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.
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