El hombre es un misterio. Dios es un misterio. Pero no se necesita comprender absolutamente todo para vivir plenamente.
1. Más allá de interpretaciones insuficientes
Según la interpretación materialista la religión es algo accidental, una cosa inventada e incluso una creencia nociva. Algunos han reducido la religión a un conocimiento racional de Dios (que pretende explicar al mundo y al hombre) o a una práctica moral (cumplimiento de ciertos mandamientos). Otros hacen referencia a la religión como una proyección psicológica de los deseos del hombre.
En todas estas posiciones se niega a Dios y se niega la existencia de una relación con Él. Si se reconoce que lo importante es la relación personal con Él, las formas externas (ritos, cultos instituciones) quedan en segundo plano. Lo esencial de la religión es la relación con Dios. Los grandes genios científicos-artísticos demuestran que no es irracional, los mártires demuestran que no es debilidad y los santos demuestran que no es enfermedad.
2. La dimensión religiosa es constitución esencial del hombre
La relación de los hombres y los pueblos con Dios se ve en toda la acción humana, desde la aparición de los primeros homínidos hasta hoy, a pesar de que lo nieguen los materialistas.
La dimensión religiosa solo se encuentra en el hombre. Todas las culturas y las mejores expresiones culturales se remiten a Dios. El ateo puede huir de Dios, pero no puede eliminarlo, porque simplemente no se puede. En realidad, no es difícil descubrir a Dios, sino querer ocultarlo.
La estructura ontológica del hombre remite a Dios; no es una super estructura que se le impone, si no que está en su estructura más íntima. Por eso el hombre tiene una continua inquietud e insatisfacción existencial. El hombre está en permanente búsqueda. No claudica ante las dificultades, sigue adelante con esperanza. Y su corazón no reposará hasta que descanse en Dios: verdad total, bien consumado, belleza suprema y amor perfecto.
La dimensión religiosa como constitutiva del hombre es condición del mensaje cristiano
porque la Buena Nueva es universal para toda la humanidad y particular para cada persona.
Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.
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