El ecologismo al ser biocéntrico (no antropocéntrico) considera que el ser humano es una especie más entre las miles que habitan este planeta. De hecho, algunos consideran al hombre como una amenaza para la vida en la Tierra.
Y por eso el ecologismo radical aboga por los “derechos de la naturaleza”, incluyendo “derechos de los animales”, “derechos de las plantas”, “derechos de los ríos”, etc.
Pero la naturaleza (animales, plantas y ríos) no puede ser sujeto de derechos. Quien puede ser sujeto de derechos es una persona. Quien tiene derechos, también tiene responsabilidades (deberes) por las que debe dar la cara. ¿Y acaso han metido un león a la cárcel por matar a una persona?
Quien tiene derechos es el ser humano y en ese sentido, también tiene derecho a un ambiente saludable y no contaminado.
Bastaría con entender que la amenaza para la vida en la Tierra (incluyendo la vida humana) no es el ser humano, sino los comportamientos explotadores que cometen los humanos.
Y eso no hay que negarlo. Los comportamientos explotadores van desde el maltrato animal y la caza por simple diversión, hasta las grandes deforestaciones para extraer petróleo y gas, pasando por el gigantesco problema del efecto invernadero (que ocasiona el calentamiento global y la aceleración del deshielo polar) por el uso masivo de automóviles y fábricas muy contaminantes.
La experimentación animal es un tema muy sensible. Desde la antigüedad se han utilizado animales para probar si ciertas sustancias eran venenosas o no. Y eso ha salvado miles de vidas humanas. Es legítimo querer evitar el dolor, disminuyendo la intensidad y duración de los dolores, así como con técnicas bioinformáticas que permiten la simulación.
La actividad humana está intrínsecamente unida a la naturaleza, a tal grado que para algunos ya no existen dos realidades separadas “naturaleza” y “cultura”, sino una única realidad “sociocultural”. Para entender que la transformadora actividad humana es compatible con la naturaleza basta comprender que la naturaleza es dinámica y los seres vivos están en permanente evolución.
Hay que pensar e implementar estrategias claras para cambiar los comportamientos explotadores, por otros que favorezcan a la humanidad y a la naturaleza entera. ¡Gracias a nuestra capacidad intelectual y nuestra libertad podemos proponernos este reto y lograrlo conjuntamente!
Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.
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