Reseña del artículo “Jefes, Cabecillas, Abusones” de Marvin Harris
Descripción
El
autor del artículo con esta obra nos da una visión acerca del poder a través del paso de los
siglos en la Historia Humana. En el escrito se contrasta la posición de los
políticos y la de las tribus aborígenes en torno al tema de: la política. Este
tópico es, sin duda, uno de los más tratados a lo largo del tiempo y el
espacio; y con el cual se han obtenido distintas conclusiones que siempre benefician
al grupo que pone en práctica estas ideas.
Desarrollo
El hombre vivió durante muchos
miles de años sin reyes ni presidentes ni parlamentos. Ahora se piensa que son
necesarias estas personas para poder asumir el poder. Pero, semejantes
individuos no eran necesarios para las tribus de aquellos tiempos. Como las
aldeas poseían poblaciones de tamaño reducido, todo el mundo se conocía y los lazos
del intercambio recíproco vinculaban a la gente.
La gente ofrecía porque esperaba
recibir y recibía porque esperaba ofrecer. La reciprocidad era la base de las
sociedades pequeñas. En el intercambio
recíproco no se define cuánto o qué específicamente se espera recibir a cambio,
porque tal cosa enturbiaría la calidad de la transacción.
Había una gran fraternidad que
hacía que los grupos de hombres y mujeres al regresar a casa, con los animales
y las frutas que habían cazado y recolectado, lo compartieran todo por igual con
los compañeros del campamento. En las sociedades simples existía algún tipo de
liderazgo político que era ejercido por individuos llamados cabecillas, que
carecen de poder para obligar a otros a obedecer sus órdenes.
Un grupo seguía a una persona
destacada en alguna cosa y atendía su opinión con respecto a los demás; pero en
todos los demás asuntos, la valoración el "líder" no valdrá más que
la de cualquier otro hombre. Todos son cabecillas, cada uno es su propio cabecilla.
Nuestra especie estaba destinada
al igualitarismo, a excepción de las diferencias de sexo y edad. La ausencia de
posesiones particulares significa que entre las pequeñas aldeas probablemente
existía alguna forma de comunismo. Pero, ello no excluye del todo la existencia
de propiedad privada, porque seguramente las personas poseían cosas de uso
personal. Sin embargo, la reciprocidad no
fue la única forma de intercambio practicada. Nuestra especie descubrió con el
tiempo otras formas de dar y recibir. Entre ellas, la redistribución,
que desempeñó un papel fundamental en la creación de distinciones de rango la
evolución de las jefaturas.
La
redistribución es la entrega de alimentos por parte de la gente a una figura de
prestigio para que sean juntados, divididos en porciones y vueltos a
distribuir.
Conclusiones
La mejor diferencia entre
reciprocidad y redistribución es la aceptación de la presunción como atributo
del liderazgo. Así se rompieron tajantemente los preceptos de modestia que rigieron
en el intercambio recíproco. El intercambio redistributivo va
asociado a aclamaciones públicas de la generosidad del redistribuidor y de su
calidad como abastecedor. La sociedad no le paga con alimentos o un mayor
número de comodidades físicas sino con aprobación, admiración y respeto; en
suma, con prestigio.
Las personas de
la época que pensaron que era mejor el intercambio redistributivo, jamás se
imaginaron que esto conllevaría
a que la evolución de las distinciones de rango en las jefaturas se acelerara y
que en poco tiempo se conformaran clases dominantes que junto a la acumulación
de riquezas y poder se mantuvieron en las expectativas de aprobación. La exhibición y la destrucción exagerada de
objetos de valor son estrategias de base cultural para alcanzar y proteger el
poder y la riqueza. Esto es utilizada de manera muy inteligente, para que las
personas consuman y consuman sin pensar y sólo con el objetivo de hacer ganar a
la empresa que hace productos u ofrece servicios, que aunque no siempre son
útiles, siempre son atractivos para las personas.
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