Actualmente hay una palabra de moda: liderazgo. Se dice que todos deben ser líderes, pero no se sabe qué significa esto, ni cuánto tiempo y esfuerzo se requiere para llegar a ser líder. En ese ensayo abordaremos estas cuestiones, con especialmente en la formación del líder.
A los hombres de hoy les cuesta aceptar que su libertad está en manos de otra persona. Pero la palabra y el hecho de liderazgo se funda la existencia de la autoridad, la cual es “la instancia que dirige a los hombres hacia los bienes que constituyen su fin, cuando éstos no son capaces de alcanzar esos bienes sin la ayuda de quien manda” (Yepes Stork).
Es una definición muy hermosa, que muy pocas veces vemos materializada. Pero no porque no la veamos, no quiere decir que no sirve la autoridad y que debemos vivir sin ella. Mas bien nos invita a buscar y encontrar la manera de formar una autoridad coherente con su deber ser.
La auténtica autoridad sabe mantener la unidad de la diversidad, designar a cada cual una tarea específica, coordinar y realizar las funciones de los miembros, emitir órdenes y comunicarlas, clarificar y adaptar la ley, dar testimonio de la verdad, enseñar y corregir con firmeza, propiciar el diálogo y comunicar la excelencia.
Esto es lo que debe hacer una verdadera autoridad, lo que un líder auténtico debería realizar. Son tareas difíciles y complejas, que requieren mucha preparación y precisamente por falta de una íntegra y exigente formación, es que nuestros líderes son como son.
La formación que deberían tener estos líderes involucra todas las dimensiones del ser humano. Primero ser excelente, para poder comunicar excelencia. Pero yo me enfocaría en cuatro cuestiones:
1. Ético: que tenga virtudes, que sepa diferenciar claramente que entre el bien y el mal, que siempre diga la verdad y que no tengan miedo de ser fiel a la verdad. Esto debe ser lo primero, porque de nada sirve lo demás si esto no se cumple.
2. Expresivo: que sepa hablar y escribir correctamente, que se de a entender, que diga las cosas claramente y no tenga pena al decirlas. Propongo esto en segundo lugar porque más que saber mucho, importa más saber comunicarlo.
3. Intelectual: que conozca la historia, la naturaleza y las corrientes políticas, que conozca y aplique la prudencia para que tome las mejores decisiones directivas, que conozca (aunque sea grande rasgos) el ámbito sobre el que decidirá.
4. Afectivo: no basta con que sepa cosas, sino que requiere conocer a las personas su grupo, fortalecer la confianza, ser cercano, y amable, ser capaz de compadecerse, sufrir y alegrarse con los demás.
Una formación como ésta la deberían tener todas las personas que aspiran a liderar, mandar y gobernar. No es sencillo. Exige mucho esfuerzo y tiempo. Además se requiera uno pueda formadores, que antes también se han formado. No es fácil, pero se debe hacer.
Y también para eso he venido al piso :)
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