La literatura, aunque no lo parezca, ha tomado una importancia muy fuerte en la sociedad contemporánea, porque los lectores se han sentido identificados con los personajes de los mundos creados por la imaginación de sus autores.
A pesar de que muchos piensen que lo “novelesco” sea sólo una evasión cobarde de la realidad. La verdad es que imbuirse en el universo de la literatura despierta y enardece en el hombre sus nobles ideales de belleza, y quizá de bien. Allí la persona puede encontrarse con un mundo más agradable que en el que vive diariamente, al que está bastante apegado y al que finalmente siempre retorna.
Dice Zuleta, que “todas estas fantasías serían inocentes e inocuas, si no fuera porque constituyen el modelo de nuestros anhelos en la vida práctica”. Y es muy cierta esta afirmación porque para muchos la literatura es fuente de inspiración de proyectos de vida y/o fuente de motivación para hacerlos realidad.
Además, por medio de la lectura o escritura, la persona demuestra que quiere hacer de su vida una obra de arte, tal como la de los personajes de las poesías y los cuentos. Dice Camus que las personas tienen “el deseo irrazonable de dar a la vida la forma que no tiene”. El mundo literario “no es más que una corrección del mundo real” que involucra tanto al que escribe como al que lee.
Pero, dice Moreno que “leer es un juego peligroso porque en él se encuentran las claves del futuro y el lector arriesga su felicidad al colocarse frente a la verdad”. Por esa razón es que la literatura exige del hombre la valentía para ser capaz de rebelarse y “no aceptar el destino que le ha fabricado” esta indiferente sociedad que obliga a no pensar objetivamente.
La sociedad actual ha monopolizado y mercantilizado todo: la comunicación, el arte, la educación, las relaciones, la producción, el conocimiento, el poder, e incluso el amor. Esta sociedad, precisamente por esas características, ha generado violencia, inequidad, desintegración, pobreza, irracionalidad, consumismo, destrucción y odio.
Lo que se debe intentar, “es conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente”. Una sociedad que invite a leer, que estimule a pensar, que favorezca la creación artística, que respete las diferencias y que viva en paz. Este tipo de mundo se puede encontrar en una obra literaria, pero el reto consiste en llevar a la realidad ese mundo ideal. El arte, y en especial la literatura, puede ayudar a que las personas se animen a construir un mundo como lo imaginan.
La literatura es un arte que ha evolucionado a lo largo del tiempo, tal como ha evolucionado la civilización humana. De hecho, se podría decir que existe una relación de reciprocidad entre ellas: la civilización crea a la literatura y la literatura modela a la civilización.
Por tal motivo, si la literatura va más allá de ser una evasión de la realidad y despierta en las personas sus ideales de cambio, quizá este mundo pueda convertirse en un lugar mejor donde se propicie el pensamiento, el arte y la paz. Los libros, en prosa o verso, pueden marcar la vida de una persona y de toda una generación, pues transmiten ideas que sobrepasan los límites del tiempo y espacio.
Finalmente, concluyo que la literatura es sumamente importante para la sociedad contemporánea porque ha afectado la vida de los autores y los lectores de obras literarias por medio de sus personajes, de sus ambientes y de sus tramas que le han motivado a ser lo que es y/o hacer lo que hace.
Referencias:
Estanislao
Zuleta, “El elogio de la dificultad”.
Jairo Aníbal Moreno, “Conversaciones con Yurani. Los
placeres ocultos del texto”
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