La pregunta que muchos nos hacemos es ¿porque Dios calla ante tanto sufrimiento?
Primero cabe destacar que el hombre es el único ser que es capaz de saber que sabe y se cuestiona sobre la causa y la finalidad del dolor. Se pregunta: Si se supone que Dios existe (es bueno y omnipotente), ¿porque existe el mal? ¿por qué no hace nada?
Y ante esa pregunta no hay respuesta desde las ciencias experimentales y tampoco lo hay desde la Filosofía. Muchos se quedan en la contradicción mortificante de quedarse en lo racional. Otros aceptan el paso a la fe, que da una explicación.
La fe cristiana responde al problema. La respuesta es que Dios permite el mal no para obtener un bien, sino para defender la libertad humana y los valores que de ella dependen.
Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza, por tanto, con inteligencia y libertad. Dios respeta la libertad de manera suprema. No interfiere en las decisiones que tomamos. Por eso somos merecedores de mérito cuando hacemos el bien, pero también merecedores de castigo cuando hacemos el mal. Dios nos da la libertad para que elijamos el bien, pero si llegamos a hacer el mal, tenemos la libertad para arrepentirnos, pedir perdón (o perdonar), reparar el daño y no volverlo a hacer.
El cristiano se esfuerza por construir un mundo más justo. No huye ante las situaciones de dolor, sino que se acerca y atiende. Sin embargo, no pone sus esperanzas en sus propias fuerzas, sino que confía en Dios y ora. Al cristiano le debe importar aliviar el sufrimiento de su hermano, pues en el más allá recibirá conforme a lo hecho en el más acá.
Fuente: "Horizonte vertical" de Ramón Lucas Lucas e ideas personales.
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